EL DESARROLLO DEL ALUMNO, UNA PRIORIDAD

   ¿Qué funciones ha de desempeñar el profesorado en la educación de sus alumnos? La LOE y la LOMCE tratan de dar respuesta a esta pregunta en su artículo 91, resaltando 12 funciones específicas.

    Nos interesa destacar particularmente la función Artículo 91.1.e) que remite a la atención integral del alumnado, a la atención a su desarrollo intelectual, afectivo, psicomotriz, social y moral. Para ilustrar y observar de qué forma se concretan estas funciones podemos  remitirnos al documental realizado por RTVE, Un pulso al fracaso, en el cual se nos muestran los diferentes retos docentes que se plantean en una escuela de segunda oportunidad como las organizadas por la Fundación Tomillo. Frente al fracaso escolar, la marginalidad y la exclusión, el proyecto educativo de la Fundación Tomillo se preocupa por un seguimiento detallado y personalizado de los alumnos, escuchándoles, creyendo en ellos y motivándoles en el trabajo. Se reconoce a un alumno dentro del fracaso escolar cuando este no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento académico esperado por el sistema educativo para su edad. Los problemas de estos alumnos son entonces emocionales, de aprendizaje, por entornos difíciles y trastornos psicológicos no tratados, y  requieren un seguimiento integral. El objetivo de los docentes, orientadores y pedagogos de la Fundación Tomillo reside precisamente de reconstruir la autoestima de los jóvenes mellados emocionalmente, para que estos sean capaces de creer y construir sus propios proyectos vitales ,y devolverles así todas sus oportunidades. La transmisión de conocimientos queda entonces relegada a un segundo plano, y lo más importante pasa a ser la acción pedagógica, la resolución de conflictos y la atención integral de los individuos. En su procedimiento, los docentes hacen especial hincapié en el desarrollo de los alumnos, buscando comprender qué les sucede a los alumnos, cuál es su pasado, qué problemas tienen, qué necesitan,  qué entorno les rodea, cómo pueden acompañarles y motivarles, qué capacidades podrían desarrollar, o cómo manejar las jerarquías profesor-alumno.

   La Fundación Tomillo, a pesar de verse obligada a ralentizar la formación curricular, nos muestra una gran labor educativa, que sin duda tiene como principio guía la atención al desarrollo de los alumnos. En esta labor educativa la formación integral del individuo importa más que los objetivos.